29.7.09

Viaje a los mundos imaginarios


Bajo la dirección de Ernesto Sábato, autoridad en materia literaria si las hay, "Viaje a los mundos imaginarios" (1983) reune una serie de relatos que han logrado deslumbrar y conmover a diversas generaciones, ofreciendo así una propuesta amistosa para el acercamiento de los jóvenes a los más prominentes autores de ficción.

El primer volumen de esta selección incluye relatos breves pero a su vez fascinantes, acompañados por una concisa biografía de cada uno de estos grandes escritores, dejando al lector las puertas abiertas a una exploración más exhaustiva de su vida y obra: "La máscara de la muerte roja", de Edgar Allan Poe; "La muerte del Delfín", de Alphonse Daudet; "El duende de la botella", de Robert Louis Stevenson; "Más allá", de Horacio Quiroga; "Un drama", de Anton Chéjov; "El ruiseñor y la rosa", de Oscar Wilde; "La liga de los pelirrojos", de Arthur Conan Doyle; "Prometeo", de Franz Kafka; "Encender un fuego", de Jack London; "Gaspar Ruiz", de Joseph Conrad.

La yapa: Con la emotividad y destreza que caracterizan la pluma de Ernesto Sábato, su prólogo al Volumen I no sólo plasma una dulce reivindicación de los autores clásicos entre la juventud sino que, además, se refiere con cariño a la vocación del bibliotecario popular y la impronta de su esfuerzo en la formación de nuestros niños.

"Y, entre tantas mezcladas remembranzas, me vi entrando en una de esas bibliotecas de barrio que en nuestros países fundaban hombres pobres e idealistas, quitando pesos de sus magros salarios, para llevar a la gente lo que ellos habían tenido grandes dificultades para conseguir. ¿Cómo se llamaba aquel hombrecito flaco y bondadoso que después de haber trabajado todo el día en su empleo aún tenía fuerzas y ánimo para atender con cariño a chicos como yo? Creo que su nombre era Pettirossi, aunque no estoy seguro de la cantidad de tes y de eses (...) Entonces iba a aquella precaria biblioteca, donde Pettirossi era como el portero a quien le es dado abrir las puertas de un mundo prodigioso, que venía en volúmenes gastados y hasta rotosos (...) Se me ocurrió que podría hacer con miles de chicas y muchachos lo que en otro tiempo hizo conmigo aquel bibliotecario de barrio en la ciudad de La Plata, abriendo para ustedes las puertas de lo imaginario"

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10.7.09

Detrás de él estaba su nariz, Istvansch

Libros-álbum del eclipse

Si creían que un libro es solamente aquel maravilloso "objeto" con dos tapas, que se abre por el costado derecho y que se lee de adelante hacia atrás, pasando páginas unidas entre sí...no pueden dejar de leer Detrás de él estaba su nariz. Allí, Istvansch, propone una historia infinita, sin principio ni final, que puede leerse al derecho y al revés, pues carece de ellos. Inspirado en la cinta de Möbius, una banda infinita , el autor de este texto propone un formato distinto y sumamente atractivo: seis cintas independiantes, con una pequeña historia cada una sobre cosas muuuuy largas, que a su vez pueden entrelazarse formando otras historias. El libro puede tomar, entonces, la forma de una guirnalda o de una tira tan pero tan larga que detrás de él estaba su nariz, que era tan pero tan larga que cada vez que él se daba vuelta ¡se asustaba!, porque se encontraba con que todos los perros se husmean la cola cuando se encuentran, pero yo soy un perro salchicha y soy tan largo que...necesito de un lector que me ayude!

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1.7.09

El secreto del andén 13, de Eva Ibbotson

A quien haya disfrutado de la lectura de James y el melocotón gigante y Las brujas, y le hagan sonreír guiones como el de la película 101 dálmatas, es probable que le guste El secreto del andén 13, de Eva Ibbotson (editorial Salamandra).

Hay dos mundos enfrentados: el de los malos (crueles y avariciosos, pero también estúpidos, grotescos y ridículos) y el de los buenos (tan bondadosos como torpes, sin embargo). No es un libro para aprender que en todos nosotros habitan, más que el blanco y el negro, los diversos tonos del gris; por el contrario, es una batalla disparatada y fantástica entre mundos irreconciliables.

No alcanza la altura del maestro Dahl, pero, una vez hemos acabado todos sus libros, la de Ibbotson es una propuesta relativamente similar, y tiene gracia en el retrato de Ben, el ingenuo, Raymond, el insoportable, Odge, la brujita vacilante, Gurkie, el hada vegetal, Cornelius, el mago ancianísimo ya, Hans, el cíclope...

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